jueves, 2 de diciembre de 2021

Ärbol de Navidad Cinético suspendido a más altura

 Ayer, 1 de diciembre de 2021, quedó instalado el Árbol de Navidad cinético con variaciones y suspendido a más altura. Escalera principal del Hotel Palacio de Avilés.









jueves, 11 de noviembre de 2021

Tres obras que se quedaron fuera de la exposición del Valey

 Estas tres esculturas cinéticas aparecen en el catálogo pero no pudieron entrar en la exposición.


ELECCIÓN SONRIENTE

2020. Técnica mixta. 1,89 x 1,20 x 0,80 m

Algunos eligen ascender, subir, elevarse y así ven mundos que son invisibles cuando estamos abajo. Dicen que el peligro es el “mal de altura”, pero se habla poco del “mal de bajura”.

 

 

ALEGRÍA ESPONTÁNEA

2019. Técnica mixta. 1,27 x 1,10 x 0,96 m.

 El movimiento de las piezas y los colores vivos pueden aliviar el peso excesivo de ciertos momentos, pueden de alguna manera acercarnos a una salud sonriente y amistosa. El secreto de un laberinto vertical consiste en atreverse a recorrerlo.

 

 

SUBIENDO A LAS ALTURAS

2021. Técnica mixta. 2,50 x 0,75 x 0,50 m.

 Ascender, elevarse, como si la tarea fuese despegarse y salir del “mundanal ruido”, como si la gran Alegría nos esperase en las nubes, en las montañas, en la cordialidad, en las amables relaciones humanas, en los acuerdos, en las mejores y más afectuosas sonrisas.


"EL AIRE SE SERENA" Exposición en el VAley Centro Cultural. Del 4 al 27 de novimenbre de 2021

Faustino López o la serena inquietud

 En Boimouro, bailando bajo el follaje que otoñea esperando el viento de las castañas, hay un móvil de Faustino López, cuyo título, Unidad, despliega un horizonte hermenéutico apasionante. Unidad, sí, pero en esa perpetua diferencia que hace de la escultura cinética una máquina del eterno movimiento. Diríase que, para el lector avisado, esa “escultura inquieta”, signo radical de impermanencia, constituye una crítica implícita a todos aquellos discursos de la filosofía, y en particular de la metafísica, que han funcionado como metarrelatos fundacionales apoyados sobre el puente roto de un Ser y una Verdad últimos. La filosofía de la historia y el pensamiento crítico han vivido aherrojados en el lecho de Procusto de las filosofías platónicas. O, para decirlo con Nietzsche, en un conocido pasaje de El Ocaso de los ídolos, el mundo de lo “verdadero” ha devenido fábula y se afirma ahora, como el propio artista reconoce, “en los círculos del aire”.

Otrora necesaria, la “violencia de las interpretaciones”, en la que el mundo se afianzaba seguro sobre la plenitud de una eidética pétrea, ha recibido su gozosa acta de defunción. En cambio, las contingencias vibrátiles de una “filosofía del movimiento” (sit venia verbo) son, hoy, la afirmación irrecusable de la frágil suspensión aérea de una existencia sin garantes trascendentales, alejada del férreo estuche de la eidética platónica y del pathos ontoteológico, de la estabilidad marmórea del sujeto y su presencia plena, de la fortaleza avasalladora de los conceptos y (más allá́ de los poderes de la biopolítica) liberada a la apertura de su propio acontecer.

           Diríase que la larga gigantomaquia entre Heráclito y Parménides ha culminado con la afirmación de que todo fluye danzando, como las aguas del río: el devenir, el azar y esa trama inextricable y misteriosa de lo que ha sido, de lo que es y de lo que será. Como ese río que, parafraseando a Borges, arrastra tras de sí filosofemas y mitologías, que corre en el sueño y en el desierto y que, finalmente somos y nos arrebata. Tal como resume, lapidaria, Chantal Maillard en su libro Matar a Platón, “todo lo que acontece nos desborda y [ya] no estamos seguros del refugio”. Y precisamente esa menuda nube magallánica, ese azar desmitificador, ese curso fluvial que espejea, vira y se bifurca, ese caos eventualmente creativo que erosiona y se afirma, gozoso, en su metafórica voluntad de río son las claves del pensamiento de quien es, para Faustino López, un filósofo de referencia: Friedrich Nietzsche.

Como recoge Faustino López, “la hostilidad de Platón hacia el arte es algo muy significativo (...). El socratismo estético se corresponde con la estatuaria inmóvil”, mientras que el arte cinético vibra y se desplaza como el funámbulo nietzscheano, oponiendo su voluntad de poder y experimentando en su propio ser- aquí, y ser - ahora, las vibraciones de una cuerda que oscilará, ya para siempre, sobre el abismo de un acontecer incierto. Bien interpretado por Heidegger, Nietzsche nos muestra la contradanza del arte frente a la pétreas quimeras de la Idea, oponiendo su voluntad de poder contra el nihilismo inerte de lo inteligible y desvelando, por tanto, que el devenir aéreo de lo sensible es la manifestación irrefutable de una vida que se crea a sí misma, un permanente acontecer que no se deja atrapar en las falacias de la quietud, sino que captura y encarna el movimiento sin someterlo a la rigidez del bronce o del oro, “materiales estúpidos condenados a la inmovilidad por su propia naturaleza”, en palabras de Sartre. En este contexto, basta con contemplar una escultura cinética de Faustino López para sentir la vibración radiante de un pensamiento nuevo, una nueva forma del ser que ha aprendido a vivir en los laberintos de una contingencia que hace irradiar su movimiento hasta los confines de un universo que es, en sí mismo, la danza innumerable de la mudanza.

Nuestros baluartes íntimos se derrumban a cada instante; más que ser, están­siendo en medio de los sutiles seísmos de una (des)construcción continua, pero, igual que en la ciudad invisible de Tecla, de Ítalo Calvino, cuando la noche cae, podemos ver una miríada de estrellas contemplando un proyecto gloriosamente inacabado. Y, entonces, el aire se serena. La mirada cae hacia lo alto y se diría, con Nietzsche, que el amor de sí, en su heroísmo alado, se deja arder con la escalera mágica de un humanismo nuevo, terrestre, sí, pero de una tierra que despliega su sentido y su órbita en oscilaciones infinitas y es, en fin, la clave de bóveda de una existencia que lo envuelve todo en la fragilidad de su aura.

Las osamentas, fosilizadas, de un “pensamiento fuerte”, yacen a nuestros pies y hay muchos, y muchas, que se rinden a la nostalgia y se dejan afligir por el duelo de una Estructura ausente y una Verdad exhausta. Los fantasmas de un nihilismo materialista acechan, ya, en todos los horizontes. ¿Y si acatáramos, con un vitalismo de la finitud que haya perdido su condición paradójica, el perpetuum mobile de una vida in fieri, un work in progress que ha de doblar las rodillas ante la muerte, pero que celebrara, entretanto, la fiesta de la vida igual que una escultura cinética que se deja bailar en las corrientes del aire?

La obra de Faustino López lleva implícita esta lección. ¿Y si, como buenos alumnos de este profesor de filosofía, Doctor en Estética, equilibrista del peso y del color y de la bien entendida ligereza dionisíaca, tomáramos conciencia de que un móvil no es sino un álter ego en el que se proyecta nuestra ipseidad en la vastedad fluvial de una inquietud heraclitana? Entonces, he aquí el meollo de la trama, podríamos volver sin perturbarnos más de lo debido a esos versos de Fray Luis de León:

 “El aire se serena/ y viste de hermosura y luz no usada”.

 Coda / Aquí, en Boimouro, donde el río del Mazo corre indolente hacia el estuario del Porcía, un móvil de Faustino López afronta con apacible alegría el acoso de la intemperie. Su título, Unidad, es una invitación pánica a la aceptación y al amor. Una filosofía de la intemperie en cuyos voluptuosos círculos el aire se abre paso y, simplemente, está pasando. Y ante él, cada día, cada noche que la luna se refleja en el azogue de sus espejos metálicos, siento que soy yo misma la que vibra bajo las hojas de un nuevo otoño. La que un día caerá a tierra y se dejará llevar, como una hoja de color canela, en los perpetuos círculos del aire.

Inés Marful Amor 

 

    CÁLCULO DE ALEGRÍAS

2021. Técnica mixta. 1,08 x 0,66 x 0,05 m

 Incluso en la pared, en el interior de un edificio, algo se puede mover y algo
se puede alegrar. Espinosa decía que la alegría es la pasión que lleva al alma a una perfección mayor. “Quien lo probó lo sabe”.

 

 

CASTILLO INTERIOR

2020. Técnica mixta. 0,52 x 0,16 x 0,08 m.

 La mejor fortaleza tiene alas que sobrevuelan el mundo para conocerlo y para anunciar nuevos movimientos. La alegría es parte de ese castillo interior que reconstruye  las murallas que faltan.

 


CONCENTRACIÓN

2021. Técnica mixta. 0,16 x 0,29 x 0,28 m.

Decía Alexander Calder, el creador de la escultura cinética, que “cuando todo sale bien un móvil es una poesía que se mueve con la alegría de la vida y sus sorpresas”.
 

EQUILIBRIO MUSICAL

2021. Técnica mixta. 0,33 x 0,29 x 0,25 m

Una nueva partitura se mueve en el aire bien temperado, notas de colores, ritmos sin prisa, acordes que se aproximan a la dicha de existir.

 

 

 

CÍRCULO DE LA ALEGRÍA

2021. Técnica mixta. 2,26 x 0,81 x 0,24 m.

 Si los círculos, los anillos, las coronas circulares y las esferas más elevadas  pudieran transmitir algo sería una especie de dicha de existir con esas formas sin esquinas, como si la amabilidad, el cariño y el buen trato fuesen su consigna.

 



 

CÁLCULOS IMPRECISOS EN EL AMANECER

2021, Técnica mixta. 2,27 x 0,75 x 0,25 m.

 Cada día está astronómicamente calculado, pero la atmósfera creará nuevas variaciones para que la vida sea un experimento sincero alejado de la monotonía.

Muchas ramas han de crecer para sostener un fruto redondo.

 


BOSQUE

2021. Técnica mixta. 0,92 x 0,65 x 0,43 m

Podría ser una fiesta de colores en plena Naturaleza o la representación de todos los colores con los que se visten los hayedos a lo largo del año, o la convivencia armoniosa entre los humanos…

 

 

EL SOL EN LAS ALTURAS

2021. Técnica mixta. 1,32 x 0,64 x 0,52 m

 Nuevos cálculos podrían indicar otras disposiciones de la luz, otras órbitas posibles para los astros, nuevas arquitecturas ampliadas, incluso algunas montañas elevándose.

 


FLOTAR EN LOS ANILLOS

2020. Técnica mixta. 2,22 x 0,85 x 0,33 m.

En una ocasión un astrónomo dijo que Saturno parecía haber sido diseñado por un artista, no por un dios cualquiera, sino por un Dios Artista o por un artista divino lleno de alegría geométrica.
 

 










 

EL AIRE SE SERENA

2021. Técnica mixta. 6,50 x 3,80 x 1,35 m.

                              Nosotros también quisiéramos, como Fray Luis de León en su “Oda a Salinas”,  que nos llegase alguna belleza y alguna luz poco usada. Y que fuesen fluidas, flexibles, cambiantes, capaces de hacer “una fiesta para los ojos” (Nietzsche), llenas de movimiento y de alegría.

 



 

ARCO DE TRIUNFO

2021. Técnica mixta. 1,10 x 0,58 x 0,38 m

 El mejor diseño arquitectónico de un arco de triunfo sería el que dejase que el aire libre moviese formas y colores para celebrar la paz, la alegría en un himno, la serenidad sin fanatismos.

 

  

EL SOL Y SUS ANILLOS

2020. Técnica mixta. 0,99 x 0,75 x 0,92 m

 El Sol y la Luna se presentan y ponen todo en movimiento, los colores agradecen la luz del día y de la noche. Todo el sistema solar se equilibra en sus manos. Y se formarán otros anillos.